EL TRIUNFO DEL DIÁLOGO
Parte única. Duración aproximada | 60 '
Intérpretes | Mario Braña (Violín Barroco) y Elsa Pidre (Violonchelo Barroco)
El triunfo del diálogo nos invita a un recorrido por la evolución del repertorio para violín y violonchelo de los siglos XVII y XVIII. A lo largo de las obras que integran este programa se podrá observar cómo cambia la forma de conversar entre estos dos instrumentos a lo largo del tiempo.
A mediados del siglo XVII, mientras el violín se consolidaba como instrumento protagonista, el violonchelo desempeñaba un papel de acompañante, realizando el bajo continuo junto al clave, Sin embargo, hay evidencias de que esa no era la única práctica llevada a cabo y que existía otra en la que el violonchelo solo ejecutaba la parte del continuo sin el empleo de otros instrumentos. Esto requería por parte del violonchelista una gran habilidad y conocimiento armónico, ya que además de interpretar con destreza la línea del bajo, debía improvisar una parte que respondiese a las exigencias armónicas de la partitura, dando a este instrumento melódico un carácter más polifónico. Esta práctica era muy común en el acompañamiento de los recitativos.
El propio Farinelli habla de cómo el violonchelista D. Porretti dominaba esta técnica a la perfección y 'podía realizar con su violonchelo la parte de toda la orquesta. Su sola presencia bastaba para ensayar una ópera entera'. Pero esta práctica no era exclusiva del ámbito de la música vocal, dándose también en la música instrumental. Tras escuchar a modo de obertura un movimiento de un dúo de G. B. Cirri, compositor que también cerrará el concierto, será interpretada una selección de las primeras obras originales para violín y violonchelo. Arie Correnti [...] per violone o spinetta (Bolonia, 1671) de G. M. Bononcini. Aunque el compositor propone dos instrumentos a elección para realizar el continuo, en el prefacio de la obra aconseja el uso del violonchelo por 'ser más apropiado y causar un mejor efecto'.
Ya en el siglo XVIII, la práctica del violonchelo como continuo a solo se hace más habitual. G. Tartini y L. Boccherini escriben dobles cuerdas en la parte del continuo de alguna de sus sonatas, poniendo de este modo en evidencia la ejecución de esta parte con un violonchelo solo, pues de otro modo, para un instrumento como el clave no sería necesaria ni relevante esta información. Siguiendo esta línea de interpretación, en este programa podremos escuchar de qué modo tan diferente sonaba la música de A. Corelli o de su alumno G. Valentini solamente con un violín y un violonchelo, al igual que lo hacían en sus giras europeas G. Tartini y A. Vandini, o el propio F. M. Veracini acompañado por el violonchelista S. Lanzetti.
Es a mediados del siglo XVIII cuando nace otra forma de diálogo más cercano entre ambos instrumentos y así lo refleja la segunda parte de este concierto. El violonchelo abandona progresivamente su papel de acompañante y alcanza una identidad solista equiparada al violín. Podremos apreciar esto con dos compositores contemporáneos: C. Tessarini y G. B. Platti. Mientras C. Tessarini continúa con una escritura más relacionada con la práctica de la que hemos hablado anteriormente, Platti en sus Ricercare explorea otro lenguaje más ecuánime y compensado entre los dos instrumentos. Finalmente, es con el compositor G. B. Cirri cuando llegamos a un lenguaje más homogéneo entre el violín y el violonchelo, quien a finales de siglo experimentó una verdadera revolución técnica, amplió su tesitura y se atrevió a equipararse al violín, hasta el momento el rey de los artificios técnicos.
Asistimos así al triunfo del diálogo y, con él, al triunfo de una nueva forma de escritura que se mantendrá presente en todo el repertorio posterior para violín y violonchelo.
Notas al programa | Mario Braña y Elsa Pidre